“los sistemas electorales surgen y actúan dentro de estructuras sociales y políticas específicas”... “al cambiar las condiciones sociales y políticas, los sistemas políticos heredados pueden tener efectos diferentes y alcanzar una posición funcional distinta en el proceso político”
NOHLEN, D.

lunes, 13 de abril de 2009

Internas Semi-Abiertas

No por capricho ni por mera casualidad es que trato este tema luego de haber tocado la realidad de los partidos políticos. Las internas partidarias son a los partidos políticos como la sal al alimento.
No podemos dejar de incluir un tema tan importante y controversial dentro del marco de la reforma política y del desarrollo del nuevo Código Electoral Nacional.
Como se trató anteriormente, las internas partidarias son hoy una consecuencia directa del poder partidario de turno, es por esto que, como se dijo párrafos ut-supra, el poder de los caudillos partidarios es tan relevante.
Los dirigentes políticos tienen incorporado en su naturaleza el afán y el deseo de poder. Son personas con ambición política, con ideas políticas que intentan defender y poner en práctica. Esto es sin duda el alimento esencial de la democracia, la representación y el disenso. Y esto a los ojos de quien detenta la pluma sobre este papel es, muy bueno. Más que bueno.
Esta cuestión puntual, la ambición de poder de los personajes políticos, no es un problema en si misma, la malformación en la que derivo el sistema electoral hace que los políticos, como los lugares están cambiados, no deban rendir cuentas al pueblo sino a sus “padrinos”. Esto es “le debo el lugar en la lista a quien me puso en ella”.
Y esto es muchísimo más grave que deberle algún favor a algún empresario “compra favores”. Esto sin lugar a dudas tergiversa los roles de tal forma que llegamos al estado actual, en donde quien manda, no es el que tiene el cargo que votó el electorado, sino aquel que se sienta en el lugar que la práctica política de hoy día le reservo a los JUDAS actuales.
Claro que Judas al menos a la postre se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata para luego suicidarse. Lo que demostró aunque más no sea, arrepentimiento por sus debilidades, hecho impensado en cualquier político de esta actualidad.
Es necesario un cambio de escena radical. Esto los políticos de turno lo advirtieron. Parece que a la tortuga no, pero al caracol pudieron atrapar. Por eso se sancionó la Ley de Internas Abiertas. Un verdadero mamarracho. Esta ejemplar muestra de que la nueva política es igual a la vieja, posibilitó que la Sra. Primera Dama – Senadora – Cristina Fernández pudiera sin pasar por la gran posibilidad de ser derrotada en la provincia de Buenos Aires por el aparato partidario del clan Duhalde, ganar las elecciones generales como candidata a Senadora por la provincia de ¿Buenos Aires?.

- Un aparte – la Sra. Cristina Fernández es esposa del Presidente de la Nación Néstor Kirchner, quien antes de ser electo era Gobernador de la Provincia de Santa Cruz, era legisladora por su provincia, entonces, cómo una persona tan ligada a los intereses de una provincia durante tanto tiempo y que debió, en la última elección, sufragar en esta, de un día para el otro puede representar los intereses de la mayoría de los bonaerenses. No es imposible pero si un poco extraño. A los hechos me remito para afirmar sin temor a equivocarme, que faltarle el respeto al padrón entero de la provincia de Santa Cruz y engañar de igual modo al de Buenos Aires, NO ES IMPOSIBLE.
Realmente la situación es un poco confusa. La ley de internas abiertas permite esto por que guarda en su articulado algunos secretos, conocidos siempre por los mismos personajes.
A saber, si el partido político presenta una única lista de candidatos no son necesarias las internas y nuevamente con esto quedamos librados al designio del poder partidario de turno, que si es lo suficientemente fuerte no requiere de internas y conforma una lista con la “dedocracia” de su designio. ¡¡¡Vaya paradoja!!! Las internas abiertas tienen su razón de ser en impedir que los candidatos a las generales no sean elegidos por el poder partidario sino por el electorado. Reformas para nada reformar, son un producto que los políticos argentinos ya deberían haber patentado.
Tampoco es posible que las internas sean abiertas. Conociendo a los políticos y sus secuaces, las leyes deben permitir lo necesario y prohibir lo perecedero. Imaginemos una situación en un partido de la Provincia de Buenos Aires, gobernado hace unos cinco periodos por Intendentes Justicialistas. Supongamos que apareciera un candidato en el radicalismo que contara con una mínima posibilidad de triunfar en las elecciones generales y en las internas de su partido se presentara toda la tropa justicialista a votar en contra, solo para impedir que esa mínima posibilidad llegue a ser una realidad. Lamentablemente esto es muy posible y no es nada bueno para los propósitos que nos afanan.
Por esto no pueden ser abiertas sino semi-abiertas. Esto es que voten los afiliados al partido político que convoca la elección y los que no se hallan afiliados a ningún partido político.
Esto garantizaría, medianamente, que los que practican mafiosamente la política no puedan con sus estructuras lograr el manejo de las formulas de los partidos contrarios
Existe otra cuestión que también es de práctica asidua en las políticas de los caudillos locales. Se arman listas fantasmas para cumplir meros requisitos y en realidad responden a un mismo patrón. Esto es muy corriente dentro de las estructuras de un mismo partido político, se digitan distintas líneas internas que suponen un disenso nutritivo y esconden en realidad un mismo mentor detrás, que se encumbra frente a cualquier resultado electoral, que no es más que el caudillo de turno. Otro producto “made in políticos argentinos”.
Esto es gravísimo pero no es la forma de engañarnos más grave. A partir de los últimos años, donde proliferaron las agrupaciones vecinalistas y nuevos partidos políticos que intentan afincarse en nuevos distritos sin estructura ni recursos, los caudillos locales además de realizar las listas internas de su propio partido, intervienen directamente en las listas de estos nuevos polos de poder. Es lamentable pero digitan así la interna, logrando más allá del resultado alzarse con el triunfo y como si esto fuera poco cualquiera sean los porcentajes obtenidos por las distintas listas en las elecciones generales, son hombres “suyos” los que compiten entre sí, “ganando aún, perdiendo”.
Es por lo expuesto que las internas abiertas, obligatorias y simultáneas no vienen a solucionar nada, al menos en lo inmediato, es una mascara para tapar y acallar las voces del pueblo que reclaman cambios estructurales y no meras actitudes que llevan quizás a cambiar los actores pero la obra sigue siendo la misma.
El nuevo Código Electoral Nacional debe imponer internas obligatorias semi-abiertas para la designación de candidatos representantes de una fuerza política. Pero esto es solo un mínimo elemento para frenar un gran ejercito de inmorales. El verdadero paso al frente la reforma lo da convocando a los partidos políticos a realizar internas obligatorias, simultaneas y semi abiertas únicamente para los cargos ejecutivos, no para los cargos legislativos. Los partidos políticos no deben tener incidencia en el designio de legisladores, esto debe estar supeditado directamente al pueblo, normado como más adelante se detallará.
Esta es la manera que el autor ve la salida de un círculo vicioso que atenta directamente contra uno de los principios constitucionales fundamentales “…adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal…”, la tan mentada división de poderes, ejecutivo, legislativo y judicial en la práctica se ve muy poco dividida.
Los partidos políticos acumulan con el sistema actual tanto poder que manejan desde sus internas y en su seno la actividad legislativa, en general supeditada en mayor o en menor medida a los designios del ejecutivo nacional, que es en ese momento el hombre del poder dentro de su partido o de los Gobernadores en sus provincias e Intendentes en sus municipios.
Las instituciones legislativas en todos sus niveles están para representar al pueblo que los ha convocado y para desde la cámara que le haya tocado; marcar a través de las leyes u ordenanzas las políticas que el soberano desea que el órgano ejecutor ponga en práctica. Por eso el pueblo debe elegir directamente y sin intermediarios a quienes van a ocupar el que es el poder más importante de cualquier república, “el parlamento”.
El poder ejecutivo debe estar ocupado por personas de alta preparación y de capacidad intelectual, que en su persona conjuguen honradez y altos valores democráticos con idoneidad para ejercer su función. Y es aquí donde los partidos políticos, deben poner el acento en la segura reestructuración que deberán practicarse a si mismos, luego de la sanción del nuevo Código.
Es necesario, como se plasmo en el subtitulo anterior, que los partidos políticos nuevamente generen dogma, principios, lineamientos, que los diferencien entre si y que generen discusión y que haga que valga la pena cambiar por uno u otro.
Los partidos políticos deben dirigir su actividad a generar nuevos ejecutivos capaces de encontrar la manera de llevar adelante las políticas que dirija el Congreso. Deben ser altos funcionarios con imaginación creativa puesta a trabajar para generar políticas, llevadas al congreso con el fin de mejorar la patria. No pueden los partidos políticos seguir preocupados por otros temas que no sean o tengan que ver directamente con el estudio, con la doctrina, con el derecho comparado para enriquecer sus filas y así poder presentarle a la ciudadanía, los mejores hombres y mujeres como alternativas para ocupar los sillones de los ejecutivos de todos los niveles.
Deben además, enriquecer y nutrir sus cuerpos técnicos en las diversas áreas que supone la administración de la cosa pública, para que al haber llegado al poder no se fracase y los Presidentes, Gobernadores e Intendentes tengan dentro de sus partidos apoyo profesional capaz de solucionar cuestiones públicas. Y no presiones, confabulaciones, conspiración y exigencias que desestabilicen sus actividades, como ocurre en la actualidad. Los partidos políticos no deben estar organizados ni preocupados por los cargos legislativos. Hoy se preocupan por la cantidad de bancas que logran puesto que son necesarias para lograr la aprobación de algunos mamarrachos que se envían al congreso. Luego de la sanción del Código Electoral deberán preocuparse por la calidad de sus Ejecutivos y Técnicos para que los proyectos sean tan buenos que ni el más empedernido y perseverante opositor encuentre argumentos para no levantar su mano en la sala de sesiones. Y aún más, si deciden presentarse a las legislativas afiliados a algún partido político, el partido y el mismo candidato deberán preocuparse por la gestión a realizar para no perjudicar al partido político en futuras elecciones.

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