“los sistemas electorales surgen y actúan dentro de estructuras sociales y políticas específicas”... “al cambiar las condiciones sociales y políticas, los sistemas políticos heredados pueden tener efectos diferentes y alcanzar una posición funcional distinta en el proceso político”
NOHLEN, D.

lunes, 13 de abril de 2009

La segunda vuelta electoral para los cargos Ejecutivos y Senadores.

La forma de elección del Presidente y Vicepresidente de la Nación dista mucho, gracias a Dios, de aquella formula complicada, retorcida y fácil de manipular que fue instaurada por la Constitución de 1.853.
Hoy el Presidente y su Vice son elegidos de forma directa por el pueblo sin intermediarios, (juntas electorales) como antes. Sin embargo aún hoy el sistema es imperfecto. Seguirá siéndolo, pero esta reforma tiene para los cargos ejecutivos a cubrir una idea que complementada del sistema actual traerá mayor legitimidad y menor oportunismo a las futuras elecciones.
La formula presidencial, en la actual legislación, debe obtener el cuarenta y cinco por ciento de los votos positivos validamente emitidos; o el cuarenta por ciento de ellos y una diferencia porcentual de diez puntos sobre el segundo, para ser declarada ganadora del acto eleccionario. Si no se alcanzan esos pisos mínimos debe realizarse la segunda vuelta electoral, “ballotage”. En esta instancia según el artículo noventa y seis del máximo cuerpo legal de la Nación, participarán las dos formulas más votadas en la primera vuelta electoral.
La verdad que esta formula de elección del órgano Ejecutivo Nacional conformaba a todos los sectores, o al menos parecía conformarles. Lo cierto es que luego de las últimas presidenciales mucho se ha hablado de la legitimidad, (vale aclarar que solo la dan los votos y no debe confundirse con legalidad que solo la da el cumplimiento de la legislación), con la que asumió su mandato el ex Gobernador de la Provincia de Santa Cruz, actual Presidente de la Nación Dr. Néstor Kirchner.
A saber, estos son los resultados de aquellas elecciones:



Sin embargo casi dos meses antes del acto eleccionario las encuestas realizadas por organismos especializados no auguraban ese resultado. La siguiente fue publicada el día 21/04/03 en un sitio de internet:



Si aún nos vamos más atrás en la campaña electoral nos encontraremos con que la Dra. Carrió encabezaba la intención de votos del país. Como puede cambiar tanto el pensamiento de un ser humano en tan poco tiempo, existen según analistas de esta problemática, diversos factores. El primero que marcan es que el argentino promedio quiere que su voto sea entregado al ganador. Esto hace que las encuestas muchas veces compradas o interesadas desvíen votos indefinidos o que pertenecían, en cuanto a la intención, a candidatos que no tienen oportunidad de ganar, hacia los candidatos que según las encuestadoras, marchan primeros o tienen más chances. El otro pilar fundamental es la solvencia económica que permite a ciertos candidatos tener mucha espalda para “aguantar” una dura y larga campaña.
Tomemos por cierta la primer hipótesis marcada en el párrafo anterior. Si es cierto seguramente Elisa Carrio e incluso el mismo Néstor Kirchner hubieran obtenido mayor número de votos. Recordemos que las últimas encuestas (varias de ellas) lo daban segundo a López Murphy, quien con el mismo razonamiento pudo ver incrementado su número de votos.
Todas estas apreciaciones nos muestran que el escenario político en una elección cambia rápidamente. Y muchas veces después de la elección existe en la sociedad un descontento sino masivo, abultado, por el resultado. El famoso “nadie lo voto”, ¿Cómo gano?
Un problema muy grave que dejo ver la última elección presidencial es que el ballotage, nunca utilizado efectivamente hasta hoy, y nunca siquiera convocado hasta el 2.003; permitió que un presidente con una carencia de legitimidad absoluta fuera electo.
Tras la renuncia a presentarse en la segunda vuelta electoral por parte del ex Presidente Carlos Menem la formula integrada por Nestor Kirchner y Daniel Scioli fue proclamada ganadora y sus integrantes nombrados Presidente y Vicepresidente de la Nación respectivamente.
La piedra en el camino de estos, es que en la primera vuelta obtuvieron el segundo lugar con el 22 % de los votos y al no efectuarse la segunda vuelta asumieron sus cargos con esa exigua cantidad de sufragios. Este es, a ojos de este proyecto de reforma, el problema a resolver. Y puede tener la solución planteada además, algún buen efecto colateral.
La elección para cubrir cualquier cargo ejecutivo, Intendentes, Gobernadores y Presidente debe ser llevada a cabo con los mismos mecanismos.
La formula para alzarse con la victoria en primera vuelta debe obtener:
· Más del 50 % de los votos afirmativos validamente emitidos; o
· El 50 % de los votos afirmativos validamente emitidos y una diferencia porcentual de 25 puntos con la formula que le siga en cantidad de votos.
De no darse ninguno de los supuestos anteriores deberá realizarse una segunda vuelta electoral en la que participarán la formula que mayor cantidad de votos obtuvo y todas aquellas que sumando sus votos con los de todas aquellas que obtuvieron menos hubieran alcanzado más del 50 % en la primera vuelta.
En la segunda vuelta será ganadora la formula que más votos obtenga. En caso de empate será ganadora la que más votos haya cosechado en la primera vuelta, de persistir el empate decidirá la Asamblea Legislativa con la mayoría de los votos del total de sus miembros.
Por qué el cambio en los números necesarios para alzarse con la victoria. Si una formula obtiene el 50 % de los votos y una diferencia de 25 %, esto quiere decir que el segundo como máximo, obtuvo el 25 % de los votos, lo que implica que si le sumo la porción restante de votos nunca llegaría al 50 % más uno de los votos, en el mejor de los casos sumaría el 50 % en la segunda vuelta y la formula ganadora ya lo obtuvo en la primera. Por lo que es innecesaria la segunda vuelta.
Distinto es el caso del que obtuvo el 40 % y una diferencia con el segundo de 10 puntos. El segundo candidato obtuvo en el mejor de los casos, el 30 %, pero queda libre una porción de votos equivalentes al 30 % lo que podría darle el triunfo al primero con el 70 % o al segundo con el 60 %, o cualquier otro que hubiera obtenido en primera vuelta, como mínimo el 21 %.
Para entender vasta un ejemplo afirmó, Napoleón Bonaparte; tomado los datos de las últimas elecciones hubieran participado en la segunda vuelta las siguientes formulas:

· Carlos Menem – Eduardo Romero: formula ganadora
· Néstor Kirchner – Daniel Scioli: 22 % + 16.35 + 14.35 + 14.12 + 2.34 + 1.75 + 1.13 + 0.76 + 0.74 + 0.56 + 0.35 + 0.27 + 0.26 + 0.25 + 0.25 + 0.21 = 75.69 %
· Ricardo López Murphy – Gómez Díez: 16.35 % + 14.35 + 14.12 + 2.34 + 1.75 + 1.13 + 0.76 + 0.74 + 0.56 + 0.35 + 0.27 + 0.26 + 0.25 + 0.25 + 0.21 = 53.69 %

La idea se basa en que quizá, otro ejemplo, todos aquellos que no votaron a ninguna de estas formulas eligen a López Murphy y este entonces ganaría con absoluta legitimidad.
De esta manera también, se evitarían futuras renuncias por resultados supuestamente “cantados” como en 2.003, ya que sería más difícil saber a quien votarán los que no votaron a quienes participan en la segunda vuelta. Es decir los votantes de los perdedores.
Por otro lado seguramente es muy difícil anticipar quien será el ganador por las encuestas por que muchos más candidatos pueden llegar por pocos puntos porcentuales a ocupar un lugar en la segunda vuelta electoral.
Además cabe destacar que esto no “perjudicaría” a nadie puesto que si Néstor Kirchner igual era el preferido del electorado hubiese triunfado en la segunda vuelta obteniendo así la tan mentada legitimidad.
Por otra parte le reforma también quiere instalar la suplencia automática, con el fin de obligar a la realización de la segunda vuelta electoral. Así si una formula se retirará de la participación en la segunda vuelta electoral, su porcentaje de votos será sumado a todas las formulas que hallan obtenido menos que la renunciante, y todas las que obtengan con este calculo más del 50 %, estarán habilitadas para presentarse en la segunda vuelta electoral. Así, quizás, si la formula renunciante había obtenido una gran cantidad de votos en la primera vuelta, podrán ingresar a la segunda vuelta más de un binomio de candidatos en su reemplazo o quizá ninguno.

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